Tomar café es sinónimo de buen momento.
Si el café tiene mensaje, mejor que mejor.
Si es lunes por la mañana, es el momento.
En los fines de semanas debería estar prohibido estresarse y ponerse nervioso.
Los fines de semanas deberían llenarse de alegrías, momentos bonitos y comidas que gusten.
Cuando llegas cansado un lunes al trabajo y sin haber desconectado el fin de semana, sólo sabes que no vas a ser gracioso, ni productivo, ni buen trabajador ni compañero.
¡Deberás esperar que te respeten! Llegar al límite del ánimo tiene eso… que llegas al límite.
Ni las palabras agradables te hacen sonreír, todo te parece mecánico y repetitivo. Incluso los sentimientos te parecen mecánicos.
Cuando llegas a tu límite, puedes ser sincero. Porque ya nada importa más que tú mismo. Porque te notas el cuerpo mal, te notas el espíritu y el ánimo mal y toda tu energía se diluye.
Las alegrías hay que cultivarlas, pero ¿cuando no apetece hacerlo qué hay que hacer?
Seguramente, la respuesta viene de lejos, de muchos años atrás, de otra vida. Cuando eras más fuerte y más valiente, cuando tenías las cosas más complicadas. Allá vencías fantasmas a cada momento con menos conocimiento que ahora, pero siendo más fiel a ti mismo.
Quizás sea hora de defenderte y hacerte respetar.
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